Nada mejor para empezar que con un clásico de la Sierra del Guadarrama. Hablo de La Najarra, en el extremo oriental de la Cuerdalarga (el ramal de cumbres de más de 2000 metros de altitud sobre el nivel del mar que se extiende desde el puerto de Navacerrada hasta el de la Morcuera).
La ascensión a esta cumbre se puede hacer con gran facilidad desde el propio puerto de la Morcuera, pero vamos a ofrecer esta variante para conocer algo más la zona.
Nuestra ruta son 16 kilómetros y más de mil metros de desnivel, lo que hace que no sea apta para todos los públicos
Vamos a comenzar nuestra excursión en el pueblo de Miraflores de la Sierra, bonito lugar que bien merece una visita, a pesar de determinados desarrollos urbanísticos que esta última década destrozó parte del paisaje. Esta localidad, conocida como Porquerizas hasta que en el siglo XVII Isabel de Borbón, de paso por allí, decidió cambiarle el nombre por otro menos “desagradable”, fue una de las primeras bases del incipiente turismo serrano decimonónico, y de hecho aún se puede observar en el caserío.

Debemos coger desde aquí la carretera que sube al puerto de la Morcuera; a pocos centenares de metros tendremos a nuestra izquierda la pista que nos desvía hacia la Fuente del Cura, área recreativa desde la que surgen diversas rutas, entre ellas la nuestra. Estamos en el monte de la Raya, bonita dehesa que en otoño luce espectacular, y en la que los menos avezados pueden quedarse a disfrutar de otros senderos que no son el que vamos a seguir.
Hay que recordar que nuestra ruta son 16 kilómetros y más de mil metros de desnivel, lo que hace que no sea apta para todos los públicos. Fuera de temporada invernal, con una buena forma física la podemos realizar al no ser difícil técnicamente; cuando la nieve y el hielo cubren caminos y cumbres es necesario material invernal (polainas, además de piolet y crampones para llegar a la cumbre), así como una buena orientación.
Nosotros vamos a seguir el sendero señalizado como SL- 5, realizado con marcas de pintura blanca, amarilla y verde.
En este primer tramo iremos al lado del margen del río Miraflores, pudiendo observar la vegetación típica de ribera, bajo la sombra de un bonito robledal si la época acompaña. Este árbol, habitual hasta que con la altitud sea sustituido por el pino, fue profusamente utilizado para el carboneo vegetal hasta entrado el siglo pasado. Eso explica el pequeño porte de la gran mayoría de ellos; aunque su masa forestal se ha ido recuperando, gusta imaginar como debía de ser antes de la intervención humana.
Con el puerto de la Morcuera asomando levemente frente a nosotros, a la derecha tendremos las cumbres del Perdiguera, el Mondalindo y, si hace bueno, también veremos la Sierra de la Cabrera
En este primer tramo vamos llaneando hasta llegar al embalse de Miraflores. Una vez aquí comienza la subida hasta los conocidos como Llanos de la Matanza, uno de los muchos humedales que podemos encontrarnos por estos montes.

También, y dependiendo de la época del año en la que nos encontremos, podremos ver ganado vacuno en las cercanías.A pesar del avance del modelo urbano, en estos pueblos aún quedan pequeños rebaños que nos llevarán a décadas atrás, donde el pastoreo, no solo de vacas si no también de cabras y ovejas era el trabajo principal junto a la agricultura, el uso de las maderas o el carboneo antes reseñado. Es importante no crear estrés a los animales (salvajes o domesticados) y no molestarles, así como no pisar fuera de senda para no erosionar, no tirar basuras, no arrancar vegetación y no gritar para no espantar a los animales.
En los Llanos de la Matanza es importantes estar atentos para no perder la senda, que se difumina algo. Las vistas, al ir ganando el altitud, empiezan a ser preciosas.
Con el puerto de la Morcuera asomando levemente frente a nosotros, a la derecha tendremos las cumbres del Perdiguera, el Mondalindo (que forman parte de la Sierra de la Morcuera, entre este puerto y el Canencia) y si hace bueno, también la veremos la Sierra de la Cabrera, lugar apreciado por los escaladores (y por los buitres leonados, a los que hay que respetar por encima de nuestros deseos deportivos).

Casi sin darnos cuenta el camino, convertido en una pista más cómoda, va ahora bajo el pinar hasta alcanzar por fin el puerto. Este, situado a casi 1800 metros de altitud, es apreciado por los ciclistas, y une Rascafría, ya en la conocida como Sierra Norte, con nuestro comienzo de ruta de hoy. Es un puerto ventoso, que cuenta con un pequeño aparcamiento y una construcción donde guarecerse si el tiempo no acompaña o descansar.
Nosotros vamos a seguir, pasando la barrera para el ganado y ganando ya muy rápidamente altura pegados a una valla metálica que corta el monte y nos servirá de guía si la niebla se nos echa encima y despistamos las marcas del SL, que significa Sendero Local y es una de las señalizaciones que podemos encontrar habitualmente en nuestros montes.

Este tramo es muy directo, y vamos a ir pasando varias zonas rocosas, donde no hace falta demasiada pericia pero si estar atentos. Y es que es fácil despistarse, pues ya tenemos en nuestro marco de visión gran parte de la Cuerdalarga, el macizo de Peñalara y el cordal de los Montes Carpetanos (que va desde la citada Peñalara, máxima cumbre de Madrid, hasta el puerto de Somosierra).
No solo eso, toda la llanada madrileña se abre ante nosotros, y así, casi sin darnos cuenta, llegamos al vértice geodésico que corona la amplia cumbre que coronamos hoy. Hemos llegado y podemos decir que estamos ante una de las montañas más bonitas de todo Madrid, y desde la que podemos continuar otras rutas (como la travesía de la Cuerdalarga u otra hacia la Pedriza Posterior) o bien volver por el mismo lugar, realizando un ruta de ida y vuelta (o también, si hemos sido previsores y dejado un coche en el puerto, ejecutar el rápido descenso solo hasta allí).