Móstoles protege sus olmos de la plaga de galeruca

Los servicios de mantenimiento y jardinería municipales llevan desde junio combatiendo la plaga de escarabajo galeruca que afecta a gran parte de la Comunidad de Madrid. Este insecto daña las hojas de los olmos aunque resulta inofensivo para la población.   

Esta es la primera temporada de un procedimiento que se ha establecido de forma anual. El tratamiento se realiza inyectando los productos insecticidas directamente a los árboles, para afectar únicamente sobre los insectos parasitarios y evitar fumigación y la dispersión del insecticida, lo que podría suponer un riesgo de toxicidad para los ciudadanos, un desperdicio del mismo y podría afectar a la biodiversidad de los parques, lo cual agravaría el fenómeno de las plagas.

Fuentes científicas manejan la hipótesis de que esta especie haya alargado la temporada de cría, debido al aumento de las temperaturas fruto del cambio climático. El calor afecta directamente a la rapidez de multiplicación de este coleóptero, que puede reproducirse hasta cuatro veces entre junio y octubre si hay altas temperaturas y falta de lluvias.

Con la llegada del frío y las lluvias la plaga buscará refugio en grietas, edificios, cortezas de los árboles o bajo el suelo, por lo que se recomienda revisar regularmente las grietas de los edificios, el uso de mosquiteras, métodos naturales para atrapar a los insectos; como situar una vasija con agua y aceite bajo una luz y aplicar insecticidas autorizados en las comunidades afectadas. Es necesario tratar el total del arbolado de Móstoles, tanto público como de zonas verdes privadas, por lo que la concejalía de Medio Ambiente está tramitando un precio público para comunidades y propietarios y asesoramiento para el tratamiento a realizar. Sin contar los que se encuentran en comunidades privadas, Móstoles tiene un total de 2.787 olmos públicos (1.826 en parques públicos, el 7,68 % del total de los árboles, y 961 en las calles, el 7,22 % del total del arbolado).

 

Esta especie de olmo (Ulmus pumilla) fue plantado en los años 70 y 80 por su gran resistencia y rápido crecimiento tanto en jardinería pública como privada. Además, produce gran cantidad de semillas que hacen que sea un árbol espontáneo muy abundante en zonas marginales y solares. Sin embargo, ya no se está plantando en Móstoles, habiéndose sustituido por otras más acordes con el entorno urbano que no provoquen molestias y con el plantado de especies autóctonas de la región.