El partido ultraderechista Vox toma posiciones en Móstoles.

El partido ultraderechista Vox ha comenzado en Móstoles su precampaña electoral para las municipales y europeas. Durante los comienzos de octubre hemos podido encontrar mesas informativas en la plaza del Pradillo en torno al acto masivo organizado el pasado día 7 de Octubre por este partido en Vistalegre.

 

La nueva derecha ultranacionalista que ha aupado a Donald Trump, a la familia Le Pen, al italiano Salvini, al exmilitar brasileño Bolsonaro o los radicales de Alemania, Austria, Ucrania o Polonia… ha elegido a Vox como su sucursal española. La crisis de legitimidad política que afecta al Partido Popular, al que la formación de derecha radical cataloga como “la derecha cobarde”, y el declive del ascenso de Ciudadanos, sin representación municipal y que Vox tilda de “veleta cobarde”, está permitiendo a este partido aglutinar en torno a sí el descontento de los sectores políticos más radicales, que antes tenían a estas formaciones como referente.

 

Pese a la configuración de sus alianzas internacionales existen diferencias significativas en esta nueva derecha internacional. Así parecerá difícil encajar el modelo de los nacionalistas flamencos en Bélgica, que han acogido actos del líder independentista Puigdemont, con el impulso centralizador y anti-autonomías de Vox, o las políticas de corte social de Salvini con la impronta desreguladora y liberal por la que apuestan en la formación nacional. Tal y como observamos a partir de las 100 medidas políticas, económicas y sociales de la propuesta de su líder Santiago Abascal: eliminación de normativas comerciales o la reducción de los ingresos estatales fiscales mediante la eliminación de la progresividad en impuestos de renta o la reducción del impuesto de sociedades, sucesión y patrimonio, la privatización de la educación mediante un sistema de cheque escolar a las familias de este sistema privado de enseñanza o una amplia liberalización del suelo para hacerlo urbanizable.

 

Por otra parte, Vox ,al igual que los partidarios del Brexit, promulga en estas 100 medidas el abandono de organismos europeos, como la Unión Europea, e internacionales como la O.N.U.. Este aislamiento internacional se corresponde con un giro centralizador de la política nacional, restando competencias a los órganos de gobierno municipal y autonómico, rompiendo el modelo constitucional de descentralización y acercamiento de la toma de decisiones a los conjuntos de ciudadanía.

O medidas tan peregrinas como la eliminación de la Agencia Española de Meteorología, que ,junto con sus medidas de política energética, pueden suponer un impulso a la industria extractiva del “fracking”, el cual encuentra fuertes resistencias por sus altos niveles de contaminación de suelos y aguas subterráneas y las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

 

Vox trata de acaparar el voto machista a través de la propuesta de eliminar la Ley de Violencia de Género, cuando, sin embargo, la violencia machista supone la mayor causa de muerte violenta entre las mujeres en nuestro país: en lo que va de año, el número de mujeres asesinadas por su pareja alcanza el medio centenar y las agresiones sexuales y violaciones suponen uno de los delitos violentos más habituales, de hecho las denuncias por violación han aumentado un 28% en España en 2018. Vox igualmente propone la supresión del derecho al aborto, el recorte del derecho de las mujeres a decidir ya fue tumbado por la sociedad civil cuando fue propuesta por Alberto Ruíz Gallardón, anterior ministro de justicia .

 

La carrera por consolidar los sectores electorales más reaccionarios ha comenzado, tanto Casado, líder del PP, como Rivera o Vox se disputan el voto de la derecha y tratan de instaurar una agenda política que gire en torno a la derogación de la Ley de Memoria Histórica, la supresión del modelo autonómico constitucional y políticas de deportación masiva de inmigrantes. Una agenda, en definitiva, donde las propuestas económicas de austeridad en la inversión pública, la regulación y ordenación del mercado laboral y los derechos sociales continúan por la senda marcada por el modelo neoliberal del Fondo Monetario Internacional.