De los ODM a los ODS: ¿Una auténtica revolución o la continuación del fracaso?

¡Comienza el camino de la transformación! Así nos recibe la página oficial del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 para presentarnos una hoja de ruta que en 15 años va a cambiar el rumbo de las personas y del planeta. En los últimos años esta agenda se ha colado en el discurso de la mayor parte de organismos e instituciones público-privadas, siendo el marco en el que han de ampararse todos los proyectos de cooperación y desarrollo.

La Agenda 2030 es planteada como una auténtica revolución social y medioambiental, los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible van desde el hambre 0 a la protección del ecosistema terrestre y marino pasando por una educación de calidad a la producción y consumo responsable. 2030 es planteado como el año clave para conseguir un mundo mejor, nos quedan menos de 10 años para conseguir lo que sería uno de los mayores logros de la humanidad.

El preámbulo de la Agenda 2030 sienta las bases de cómo debería ser el mundo a partir de esa fecha, sin embargo, muchos son los retos a los que ha de hacer frente. Siendo uno de ellos, la incertidumbre derivada de la actual situación de Covid-19 que ha incrementado en cerca de 100 millones el número de pobres, aumentando así la pobreza por primera vez desde hace veinte años.

“Esta Agenda es un plan de acción para las personas, el planeta y la prosperidad. También busca fortalecer la paz universal en mayor libertad. Reconocemos que erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la pobreza extrema, es el mayor desafío mundial y un requisito indispensable para el desarrollo sostenible. […], Estamos decididos a liberar a la raza humana de la tiranía de la pobreza y el deseo y de sanar y asegurar nuestro planeta. Estamos decididos a tomar los pasos audaces y transformadores que se necesitan con urgencia para cambiar el mundo hacia un camino sostenible y resistente”.

Fragmento del Preámbulo de la Agenda 2030

Fuente: Focolare.org

Sin duda los 17 ODS plantean una visión sumamente ambiciosa y transformadora, sin embargo, los planteamientos de las Agenda 2030 no son del todo novedosos, la Declaración del Milenio firmada en el año 2000 buscaba luchar y reducir en gran medida la pobreza, el hambre, las enfermedades, el analfabetismo, la degradación medioambiental y la discriminación hacia las mujeres. Siendo el año 2015 aquel en el que los Objetivos del Desarrollo del Milenio debían ser logrados.

Pese a que los ODM obtuvieron algunos logros, estos fueron descritos como poco ambiciosos por numerosas organizaciones, así como por el fracaso en la relevancia de sus logros.

Una de las claves para conseguir los objetivos planteados era que todos los países destinaran un 0,7% de su PIB a proyectos de cooperación internacional. Sin embargo, y como cabría esperar, la mayor parte de la comunidad internacional no cumplieron este compromiso llevando a un fracaso absoluto los Objetivos del Desarrollo del Milenio.

Por ejemplificar, España en 2017 solo reportó un 0,17% de su PIB a la cooperación internacional, situándolo como el tercer país de la OCDE (Organización para la Cooperación Económica) que menos porcentaje del PIB destinaba a la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo).

La Declaración del Milenio fue un absoluto fracaso de la ONU y de la Comunidad Internacional, contaba con unos objetivos poco ambiciosos que no se lograron alcanzar en el plazo de quince años que se estableció, mismo periodo de tiempo que se ha impuesto para alcanzar uno de los mayores hitos de la humanidad.

La cuestión clave es saber si esta vez la Agenda 2030 ha sido dibujada de una manera tan ambiciosa que sea imposible alcanzarlos incurriendo así en otro fracaso de la ONU y de la comunidad internacional. Por otra parte, la Covid-19 plantea un panorama lleno de incertidumbre en el que la Agenda 2030 ha de ser resiliente si no quiere ser considerada un quiero y no puedo.

La liberalización de las patentes de las vacunas contra la Covid-19, lo cual ha sido solicitado por más de 400 organizaciones internacionales, sería un primer paso en la ruta por conseguir implementar los ODS. Esta liberalización está auspiciada de forma directa con varios de los ODS que conforman la Agenda 2030, el ODS 1 “Fin de la pobreza” puesto que la pandemia ha sumido en la pobreza a millones de personas sin tener una alternativa a corto plazo, el ODS 3 “Salud y Bienestar”, el ODS 8 “Trabajo y Crecimiento económico”, el ODS 10 “Reducción de las desigualdades” y el ODS 16 “Paz, justicia e instituciones sólidas”.

Seis de los diecisiete ODS justificarían la liberalización de las patentes de las vacunas contra la COVID-19, pese a esto la Unión Europea y Estados Unidos rechazaron este planteamiento.

Ese objetivo de conseguir un mundo mejor, más justo, equitativo y sostenible es visto cada vez como algo más inalcanzable. Solo superando ese dogma de «¡sálvese quien pueda!» que predomina actualmente, se puede alcanzar la Agenda 2030.